Con motivo de la celebración del día Internacional de la Mujer, escuché decir en la radio que "no colaborar en las tareas domésticas también era violencia", una afirmación que llamó mi atención y a la cual le he dado unas cuantas vueltas sin llegar a localizar el puente argumental para poder abrazarla y compartirla.

No encuentro razones para adoptar una posición contraria a las reivindicaciones realizadas en las calles en materia de igualdad entre hombres y mujeres, sin embargo, considero que el término violencia debería utilizarse con mayor acierto o precisión, pues la distorsión del lenguaje no contribuye a mejorar los desequilibrios existentes y puede inducir a la confusión del significado, y no es lo mismo echarle morro o instalarse en el cómodo sillón de la tradición que emplear la fuerza y la intimidación.