Después de ver cómo a veces discutimos o hablamos por el móvil me pregunto: ¿Sabemos dialogar? Y es que hay que tener fortaleza, prudencia, cariño, y dosis importantísimas de humildad para que el diálogo sea fluido y constructivo. Hace falta vida interior, porque solo de esa vida interior que surge de la oración pueden salir disposiciones de escucha, de comprensión, de paciencia, en definitiva, de amor, que permiten escuchar, esperar y amar con todo el corazón a la otra persona, con quien quiero vivir toda mi vida. No esperes que aprenda el otro. Aprende tú y ya hemos ganado al menos el 50%.