No creo exagerar si digo que como las cosas continúen por el camino que van nos va a hacer falta un manual de instrucciones para entender la política que se avecina. Y es que me parece difícil que un ciudadano, incluso el que pueda ser considerado como razonablemente informado, pueda llegar a entender el gran relativismo ideológico que parece presidir la acción política que está llevando a cabo el actual gobierno de la Nación. Me refiero, en concreto, a que Pedro Sánchez haya solicitado el apoyo del mundo del "filoterrorismo" vasco, representado por Arnaldo Otegui, para lograr la aprobación por la Diputación Permanente del Congreso de los Diputados de los "decretazos-ley" sociales (van más en provecho de la reelección que de los ciudadanos) de los viernes.

En efecto, desde la instauración de la democracia con la Constitución de 1978, la acción política de los gobiernos de turno mantenía una cierta apariencia de coherencia ideológica. Con esto se quiere decir que los Gobiernos del PSOE solían apoyarse en las formaciones de izquierda y los de UCD, primero, y el PP, después, con los partidos de ideología liberal conservadora. Y aquél y éste pactaban, cuando era necesario, con los partidos nacionalistas, de derechas por supuesto, los cuales anteponían el factor nacionalista a cualquier otra circunstancia, lo que les permitía la flexibilidad de permutar sus votos a cambio de contrapartidas lo más favorables posibles para sus territorios.

Actualmente, el afán del "Sanchismo" por perpetuarse en La Moncloa hace que el PSOE busque apoyos nada más y nada menos que en los residuos políticos del terrorismo de ETA y en los partidos que perpetraron el golpe de Estado que se está juzgando estos días en el Tribunal Supremo. Para lograr la aprobación de los mencionados "Decretos-ley" por la Diputación permanente del Congreso de los Diputados, Pedro Sánchez ha negociado el apoyo de Arnaldo Otegui y de EH Bildu, que son los herederos políticos de los que asesinaron a muchos de sus compañeros del partido socialista. Es decir, el ambicioso Presidente del Gobierno, para hacer electoralismo con vistas a poder volver a forma gobierno, no ha tenido ningún reparo en pedir su apoyo a una organización terrorista y criminal de la que antes solo recibía balas, que sigue sin condenar los asesinatos de ETA y sin colaborar al esclarecimiento de más de 300 crímenes.

Lógicamente, quien a cambio de balas recibe solicitudes de apoyo acaba sintiéndose fuerte, lo cual explica que, en lugar de dedicarse a pedir perdón por todo el dolor que causaron, se envalentonen e insulten en el Parlamento Vasco a los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado llamándolos "nazis" y que hagan gestos ofensivos como levantar el dedo corazón manteniendo el puño cerrado.

Todo lo cual no deja de ser otro sinsentido de la política de nuestros días porque son los verdugos racistas, esto es, los que se consideran superiores y se dedicaron a "liquidar" a los racialmente inferiores (el resto de los españoles), los que califican con lo que ellos son, verdaderos "nazis", a las víctimas principales de su política terrorista.

Así las cosas, debería hacernos pensar que actualmente quien propone las líneas esenciales de la política española es un partido con muy escasa representación parlamentaria, como es el PSOE, el cual logra -y esto es lo esencial- que sus iniciativas salgan a adelante gracias al apoyo de lo que rechazan frontalmente la idea de la España unida: los nacionalistas, los independentistas, y los filo-etarras de EH Bildu. Y si el 28 de abril las cosas llegar a ser como indican las encuestas, todo esto es lo que nos esperaría durante los próximos cuatro años. Como español y amante de España, solo pensarlo me produce escalofríos.