Ha dedicado el profesor emérito de la Universidad de Málaga una obra con el título que es también el de esta columna a visibilizar para las actuales generaciones a las periodistas españolas nacidas antes de nuestra Guerra Civil.

Rescata en su libro, de próxima publicación (1), el asturiano Bernardo Díaz Nosty los perfiles biográficos de mujeres, hoy en buena parte desconocidas del gran público e incluso de muchos profesionales, pero cuya aportación a los medios es hoy muy digna de señalar.

Se trata en muchos casos, como nos explica el autor, de periodistas "olvidadas por la exclusión de las ideologías dominantes y de sus medios", que en muchos casos contribuyeron a divulgar los pensamientos emergentes en la Europa transpirenaica o al otro lado del Atlántico.

"Ajenas, escribe Díaz Nosty, cuando no contrarias a las orientaciones de la gran prensa, quedaron fuera de registro, entre otras, las naturalistas, fourieristas, krausistas, espiritistas, anticlericales, librepensadoras, masonas, anarquistas y republicanas".

Muchas de ellas conformaron en los medios en los que colaboraban los argumentos a favor de la transformación del papel hasta ahora marginal de las mujeres, cuando, como nos dice el autor, "la mano de la Iglesia tutelaba su limitado desarrollo personal".

Mujeres como tantas republicanas deliberadamente olvidadas durante las cuatro décadas de dictadura franquista, que tuvo "un dramático efecto sobre la memoria de mujeres y hombres a los que no solo se les impidió el ejercicio profesional, sino que se les borró su huella intelectual y vital".

Como escribe Díaz Nosty en la introducción a su libro, el franquismo "quebró los avances del período republicano, que había conducido a una relativa normalización del trabajo informativo de las mujeres en las redacciones", algo que ya había ocurrido mucho antes en otros países como Francia, Gran Bretaña o EEUU.

Llama la atención, según el autor, el relativamente elevado número de mujeres que buscaron ampliar "sus expectativas profesionales y su proyección personal en América Latina" fuera de los que serían, décadas más tarde, los exilios derivados de la Guerra Civil.

Y sorprende en casos como los que cita, Emilia Serrano (1850-1919), Concepción Gimeno (1850-1919), Eva Canel (1857-1932), Belén de Sárraga (1874-1951) y Mercedes Pinto (1883-1976), el alcance de sus aventuras vitales "cuando las comunicaciones con América carecían de comodidades y se convertían, para las mujeres, en una misión no exenta de dificultades y riesgos".

El gran protagonismo que tuvieron tantas y brillantes mujeres periodistas durante la Segunda República tanto en la prensa de Madrid como en la editada en Barcelona enmudeció abruptamente con el triunfo de los generales sublevados.

Fue elevado el número de mujeres periodistas que se vieron obligadas a exiliarse: 49 de ellas, algo más de la cuarta parte del total, abandonaron España durante la guerra civil o a su conclusión, en su mayoría hacia México para los exilios largos y Francia, para los cortos.

A partir de 1939, nos explica el autor, las escasas mujeres que les dieron el relevo "fueron afines al nuevo régimen y se orientaron básicamente hacia revistas destinadas al público femenino, bajo criterios que emanaban de la Regiduría de Prensa y Propaganda de la Sección femenina".

El periodismo femenino durante los primeros años de la dictadura se convirtió en un erial y así, quince años después de terminada la guerra, las profesionales de ese sexo permanecían prácticamente ausentes de las redacciones.

De los aproximadamente 3.600 nombres que aparecen en el apartado "los que hacen la prensa diaria", del Anuario de la Prensa Española, solo 62 eran mujeres, nos informa el autor, que califica además de "sorprendente" el fuerte contraste entre los numerosos trabajos sobre la presencia femenina en la cultura republicana con "la neta masculinidad de la expresión franquista".

De esas 62 mujeres incluidas en el citado anuario del periodo franquista inicial, la mitad aparece en secciones como "Hogar y moda" o "Sociedad", ninguna en las categorías superiores como dirección o jefatura de redacción aunque sí había cuatro conocidas corresponsales extranjeras: Josefina Carabias, María Victoria Fernández Armesto, Simona de Martín y Carmen Trías de Bes Torres.

El documentado y profusamente ilustrado trabajo del profesor Díaz Nosty es una excelente contribución tanto al actual movimiento feminista como al rescate de la memoria histórica en estos tiempos de generalizado olvido.

(1)Editorial Renacimiento.