En un programa de 290 páginas se dedican 5, 148 a 152, al modelo territorial, la última a la autonomía local. Cuatro páginas, pues, como a un asunto menor, para el más conflictivo que soportamos desde 2017 en su más grave expresión en Cataluña y antes, en 2003, con el Plan Ibarreche. Nada nuevo aporta el programa socialista a lo que lleva diciendo desde la Declaración de Granada de 2013. Prácticamente todo lo que dice queda supeditado a una reforma constitucional que sabe inviable porque los números no dan. Pero no se engañen los votantes socialistas y si dedican un rato a leer entre líneas verán que sí, que Iceta ha escrito el guion de esa minúscula parte del programa.

No se ruborizan ni Sánchez, ni su comité electoral, ni ningún jerifalte al atribuirse el origen y desarrollo del Estado autonómico. Somos sus principales impulsores frente a una derecha nostálgica del centralismo, dicen, como si en su origen y construcción no hubieran ido UCD y el PP mano a mano con el PSOE. Como si el PP no hubiera gobernado y gobernase ninguna CA. Como si fuese Vox que aboga por la desaparición de las autonomías en su programa. Así, con esa impostura, escriben y propagan su relato. Y con esta declaración de principios y firmeza inician su exposición: ni desde el derecho de autodeterminación ni desde un estado de excepción territorial permanente por medio del 155 se construye el futuro. ¡Menudo descubrimiento! Lo primero ni está expresamente en la CE ni lo admite el TC, su intérprete supremo, ni el PP tuvo nunca la menor duda al respecto. Lo segundo tampoco y por eso Rajoy se pensó muy mucho la aplicación del 155 y la limitó temporalmente. Las dudas sobre el derecho a decidir y sobre el 155 las tuvo el PSC. Y no hablemos de las posiciones al respecto de los Podemos, PNV, Bildu, ERC y PDeCAT, que apoyaron a Sánchez en la censura. ¿A quién quiere dar lecciones de firmeza y defensa de la CE?

Lo que sigue se cae de viejo: Reconocimiento de instrumentos de colaboración entre el Estado y las CA como la Conferencia de Presidentes, Conferencias sectoriales, Convenios de colaboración y el Senado, cómo no. Participación de las CA en competencias del Estado, en la designación de miembros en órganos y organismos estatales, en asuntos europeos y en planes y estrategias nacionales. ¡Como si todos esos instrumentos no existieran ya desde que Sánchez jugaba al baloncesto! Y lo que no se cae de viejo, queda pendiente de una reforma constitucional: clarificar la distribución competencial e introducir en la CE nuevos principios de financiación autonómica. Bueno, pues aplíquese Sánchez a conseguir el consenso para la reforma. También se cae de vieja la monserga de la reforma.Y termina así: Se aspira a una definición más precisa de los aspectos identitarios, culturales, políticos y lingüísticos en los Estatutos de Autonomía. Un regalo para Iceta que recompensará Junqueras.

En definitiva, nada nuevo, nada importante. Pero entre líneas yo leo algo sobre el indulto o atenuación de penas, algo sobre facilitar que la voluntad de los catalanes se exprese respondiendo a alguna pregunta sobre su estar o no estar en España, algo sobre atribuir exclusividad en materias identitarias y, por supuesto, ver cómo dar algún dinerito para superar los años de vacas flacas que dejan los gobiernos independentistas.