La chicharra electoral no tiene respiro. Terminada la contienda de alcance nacional, toca ahora la municipal, en la que se analizarán la política local desarrollada durante la última legislatura. Ferrol, Santiago y La Coruña, gobernadas por las Mareas, que han llevado en su gestión la misma línea maestra, mantienen el aura de ser renovadas en las urnas. El ropaje de su actuación ha sido sacudido por los zoidos mediáticos, tanto por sus desplantes institucionales como por la atención diaria de las urbes y por el "laicismo" ideológico, que ya no cuela. Los alcaldes novedosos y la bisoñez de sus colaboradores, entregados a"procesos participativos" y a "sermonear" periféricamente se encerraron en la precariedad ideológica y en el oportunismo de outsiders subsidiarios. Estas limitaciones han sido factores difíciles de asimilar en términos políticos y mucho más complejo ha resultado admitir sus ocurrencias o poner sordina a voces a destiempo. La vida local tiene servidumbres que rebasan cualquier tinte ideológico y ponen de relieve que las miserias políticas se deben más al comportamiento personal de los actores que a la praxis o a la simbología. Los poderes públicos debieran reflexionar analíticamente acerca de la irrupción de los señalados organismos subsidiarios que, analíticamente, para ser respetados deben albergar dudas sobre su idoneidad y utilidad. Ítem más, en último caso, han de resolver problemas, no crearlos, como se ha visto en la adjudicación de viviendas sociales o en el Proxecto Cárcere,entre otros, y centrarse en gestionar bien los recursos públicos y procurar que se empleen adecuadamente, no de acuerdo con la ideología de los necesitados.

La plaza de Cuatro Caminos necesita un repaso, una remodelación que defina sus simbolismo, de modo singular, la influencia que ejerció en aquel contorno el matriarcado de la exportación pesquera, constituido por laboriosas y ejemplares mujeres autodidactas, elementales y heroicas, que forman parte de nuestra historia contemporánea. Al perímetro urbano que nos referimos es preciso aliviarlo del nudo gordiano del tráfico que lo agobia y ofrecer testimonio de las cigarreras que lo animaron a diario. La Universidad debiera incluir en el conjunto de formaciones académicas fragmentarias, Navegación, Comercio y Cultura relacionadas con el mar.