Tengan ustedes buen día en este 15 de mayo! Ya ven, días de sol y calma chicha. ¿Buen tiempo o mal tiempo? Pues ustedes dirán, pero les aseguro que la respuesta no es evidente... Yo tengo muy claro que depende del punto de vista que consideremos. Si lo analizamos desde la perspectiva del ocio, admito que este puede ser buen contexto meteorológico para la realización de diferentes actividades al aire libre. Si nuestro razonamiento se basa en la expectativa de ingreso para el sector turístico, importantísimo en nuestro país, también. Pero abriendo el foco a un plano más holístico, ¿se han parado ustedes a pensar en las consecuencias del advenimiento de "Galifornia" donde antes éramos "Galicia"? No solamente la evidente sequía, que pasará factura en términos de escasez de agua y de mayor probabilidad de los siempre fatídicos incendios, sino también los cambios en la distribución de la flora y la fauna, que ,pueden causar estragos en nuestro contexto. Y es que, verdaderamente, el equilibrio sobre el que se construye el espacio natural es muy sensible a los cambios, más de lo que pensamos. Por eso, en serio, me hubiese gustado una primavera más lluviosa, explosiva en términos de cambios bruscos, y menos cálida en conjunto. "Galifornia" puede ser muy sugerente para los más frioleros, pero Galicia tampoco es Siberia, y si estamos protegidos de determinados elementos es por una serie de factores que, a la vista de la evolución climática, podrían empezar a cambiar. Lo cual, directamente, "miedo me da"...

Tema apasionante, sin duda, y para el que siempre podrán convencerme para hablarlo con ustedes, pero que solamente me sirve hoy a modo de introducción. Porque hay otra cuestión, celebrada en todo el mundo en el día de hoy, a la que quiero dedicar mi atención. Y es que el 15 de mayo es el Día Internacional de la Familia, auspiciado por Naciones Unidas. Un elemento considerado por tal organismo multilateral, nada más y nada menos, como la unidad básica de la vida social. Fue por eso que, en 1993, la Asamblea General de dicha organización instauró esta celebración, insistiendo así en el papel fundamental de las familias en aspectos tan relevantes para el futuro colectivo como la buena educación de los hijos. O sea que, partiendo de la base de que todos y todas pertenecemos a una familia, muchas felicidades por la parte que les toca. De corazón se lo digo.

Sincerándome, les diré que en esto de la familia a mí me pasa como con otras realidades, que tengo la sensación de que han sido un tanto usurpadas, en nuestro país, por ciertos grupos de interés. Creo mucho en la familia como firme pilar de nuestra vida colectiva e individual y, es más, entiendo que algunos caracteres diferenciales y positivos de nuestra sociedad respecto a otras europeas están relacionados con un mayor protagonismo aquí, aún, de la célula familiar. Pero, como les digo, me parece que a veces hablar de familia se utiliza como forma de propagación de un único modelo de familia posible, desde valores muy concretos y excluyentes. Esto, que ni va acorde con los tiempos ni refleja la plural realidad de nuestro contexto, hace que a veces desde otras capas de la sociedad el hablar de la familia se encasille en un determinado nicho sociológico, de corte conservador. Y yo no estoy de acuerdo con ello. En absoluto.

Porque cuando se habla de familia, no se puede presuponer nada. Familia eran para mí mis tres tías solteras, hermanas, que vivieron toda su vida juntas en un maravilloso entorno de la Ciudad Vieja, una familia clásica con papi, mami y un par de hijos, dos señoras que decidieron formalizar un proyecto de vida en común en la zona de Curtis, un matrimonio de dos chicos con o sin hijos o, ¿por qué no?, otras formas de convivencia que no están recogidas en tal enumeración. Y es que familia, para mí, es un grupo humano básico y reducido que, voluntariamente, emprende una vida en común, y que formaliza „o no de forma explícita„ tal unión económica, social y convivencial en el registro pertinente, y responde ante el Estado de sus consecuencias económicas, fiscales y sociales. Familia es una red de apoyo común, una unidad en la crianza, y una aventura cotidiana en este camino al que hemos dado en llamar vida y que es, a la postre, lo único tangible con lo que contamos cada uno de nosotros. Nuestro devenir personal.

Y es desde tal convencimiento desde el que planteo un acercamiento a la familia como unidad social básica, red de apoyo personal y núcleo de convivencia, absolutamente fundamental para una sociedad fuerte y rica en matices. En los tiempos en los que la soledad se cierne como una de las patologías sociales más destructivas, para mí la familia es la respuesta. La familia unida, donde los mayores son fuente de experiencia y donde los más jóvenes obtienen apoyo en su incertidumbre e impulso en su salida al mundo. Una familia sin prejuicios conceptuales, donde el individuo puede realizarse con el impagable consejo y cariño de su entorno más próximo, y donde uno pueda crecer y desarrollarse con confianza en un mejor futuro personal y colectivo.