Nueva jornada en la que les saludo. 18 de mayo, por más señas, que no sé si saben ustedes que es el nombre de un municipio uruguayo y de una ciudad en el mismo, llamada así como conmemoración de la llamada Batalla de las Piedras, acaecida en 1811 y en la que los dos bandos se enfrentaron en nombre del Rey de España, Fernando VII. En fin, ya lo ven, todo es relativo, y lo que aquí es simplemente un día y un mes, en otro lugar se convierte en topónimo...

Pues aquí seguimos, dando vueltas por un singular y también relativamente muy pequeño rinconcito del Universo a lomos de un planeta, uno de tantos millones, llamado Tierra, que nos acoge a todos nosotros y que da cancha a nuestras respectivas vidas. ¿Todo bien? Espero que sí. En cualquier caso, espero que tengan ustedes la certidumbre de que, dentro de lo posible, la cosa les va razonablemente...

Y esta es, espero, de las pocas certidumbres que tengan ustedes. Porque, les confieso, soy persona más de incertidumbres que de grandes verdades cerradas. No ya por Heisenberg, que nos dice que a determinadas escalas es difícil conocer el valor de ciertos pares de variables a la vez, sino de una forma mucho más generalista. Es más, siempre he sentido cierta desconfianza cuando se presentan ante mí personas con un completo catálogo de temas cerrados, con opiniones meridianas, donde hay poco lugar para la incertidumbre. Prefiero, como el poeta, a aquel que cambia eso por preguntas sin respuesta o, como el filósofo, al que afirma que solo sabe que no sabe nada...

Comencé en el mundo de la Física hace treinta y tres años, llegando a ese punto directamente desde la Filosofía. ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? Supongo que ya intuía que los libros, los experimentos y el formalismo no iban a ser capaces de responderme gran cosa, pero nunca imaginé que el vacío en tal sentido fuese a ser tan grande al acabar esos y otros estudios. A día de hoy, después de mucho más tiempo y recorrido, sigo sumido en tales incertidumbres. Y en muchas más. No sé si coinciden conmigo... Claro que, desde la ciencia, hablamos tanto del Big Bang y sus pruebas como del experimento de Oparin, la sopa primigenia y el origen de la vida, o de la evolución de las especies, el Sapiens y el Neanderthal. Pero, ¿y qué? ¿Qué fue lo que se expandió de forma tan contundente a partir de esa gran explosión, por ejemplo, o muchísimas más miríadas de preguntas a partir de lo que podría ser un principio de respuesta? Incertidumbres, pues, que conforman para mí el espacio más admirable que se cierne ante mis ojos. Y es que es difícil aceptar toda la magia del Universo, a poco que piense uno sobre ello, con tan pocas certidumbres.

A mi alrededor, sin embargo, noto que muchas personas navegan mucho mejor en mares repletos de certidumbres. Hombres del Derecho, por ejemplo, donde lo pactado, lo escrito, lo convenido y lo interpretado se antoja como gran referente, que se esgrime hasta la extenuación. O gentes de la política, mundo en el que la forma de organizarse y quién lleve las riendas parece lo más importante, junto con una cuidada escenografía y relatos que, por repetidos, aspiran a gozar de la categoría de verdad. Espacios, uno y otro, donde parece que lo primordial fuese transmitir certidumbres, cuando estas muchas veces no son más que mero espejismo o entelequia. La vida, en sí, es un puñado escaso de certidumbres, envueltas en las incertidumbres más preciosas que nos podamos imaginar. ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? Imposible saberlo hoy, a pesar de que hayamos datado a algunos antepasados con Carbono 14, y superado definitivamente el lamarckismo. El formidable avance científico de la Humanidad no supone sino un pequeño arañazo en busca de respuestas.

Hoy es Eurovisión, con los ecos al fondo de alguno de nuestros más recalcitrantes conflictos enquistados. En una semana los políticos ganarán o perderán, en una gigantesca rueda que no deja de girar. Los mismos problemas globales de siempre seguirán a la puerta, amenazándonos. Y, mientras, hacemos que no vemos a los grandes enigmas del Universo. Han pasado de moda, más allá de un par de asignaturas tan encorsetadas que a nuestros escolares se les hacen bola, una serie de éxito en televisión, y un poco más. Nos centramos en aspectos mucho más crematísticos, aplicados o, simplemente, banales de la existencia. Y nos maravillamos „yo no„ con el último modelo de SUV o de teléfono móvil o preguntándonos si los calcetines no han de mostrarse, han de dejar ver el tobillo o hasta "enyesar" literalmente la pierna. ¿Tenemos miedo?

Hoy es 18 de mayo. El nombre de una ciudad y un municipio. Hoy es Eurovisión. Hoy algunos nacen y otros mueren. Hoy La Tierra, como siempre, danza mágicamente: precesión, nutación, traslación, rotación y bamboleo de Chandler. Nuestras células siguen milagrosamente diferenciadas, generando energía en sus precisas centrales térmicas mitocondriales, mientras complejísimos sistemas hacen que yo pueda escribir esto, otras personas maquetarlo e imprimirlo, y ustedes leerlo con sentido crítico, transformándolo en tantas versiones distintas como personas con su particular visión accedan a ello. Mucho más abajo, a un nivel más íntimo, los nucleones se hacinan en los núcleos, y los átomos de aquellos a los que ha vencido la entropía se incorporan a otras formas de Gaia. Hay pocas certidumbres. Y muchas incertidumbres. ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos?... Sí, ¿y a dónde vamos?