Esto de llamar desinformación a lo que son claramente mentiras parte de esa corrección política que nos hace hablar raro y no llamar a las cosas por su nombre, como llamar "empleados de fincas urbanas" a los porteros, o "trabajadoras del sexo" a las putas. Y el otro día vi en la revista Hola que una de sus habituales tenía un emotional coach. E igual que hay gente honrada que trabaja de portero o de puta, hay gente que no es honrada que se dedica a engañar al prójimo con objetivos muy concretos.

Nada menos que trece agencias norteamericanas de Inteligencia afirman que no cabe ninguna duda de que ha habido injerencia rusa en las elecciones que llevaron a Donald Trump a La Casa Blanca y desde entonces se ha extendido la preocupación de que cosas semejantes puedan ocurrir en otros lugares. Bill Clinton ha publicado una novela ( The president is missing) donde propone abandonar el voto electrónico porque se manipula con facilidad. Esas cosas pasan y ya se han detectado intentos de influir en las últimas elecciones francesas y alemanas, al igual que en Suecia se ha constatado la proliferación de noticias falsas sobre las consecuencias de una posible adhesión a la OTAN (como que los soldados de la Organización violarían a mujeres suecas y no podrían ser perseguidos por la Justicia), mientras que en Polonia se han organizado manifestaciones "espontáneas" contra la técnica del fracking, y estos mismos días la cadena rusa RT America afirma que la tecnología 5G puede producir cáncer en los niños en lo que sin duda es otro capítulo de la lucha por la hegemonía digital que se libra estos días entre los EEUU y China. Según la Oficina del Director of National Intelligence de los EEUU, esta cadena es "el principal instrumento de propaganda internacional del Kremlin". No son cuestiones inocentes. Igual que se ha detectado la difusión de bulos en torno al proceso independentista catalán con heridos imaginarios y fotos trucadas. El asunto ha adquirido tal dimensión que la Unión Europea ha tomado cargas en el asunto y ha creado una célula para enfrentar este problema. También los países han tomado medidas „y el nuestro es uno de ellos„ para combatir un problema que no tiene fácil solución porque las interferencias se hacen desde lugares lejanos y aprovechando la opacidad que dan mecanismos de internet como TOR ( the onion router) que esconden el origen de la noticia bajo capas a sucesivas de ocultación (como las cebollas) y dificultan la asignación de responsabilidades, por no hablar de la falta de cooperación de las autoridades de algunos países cuando se trata de perseguir a los culpables.

En torno a las elecciones europeas del próximo domingo 26 de mayo vuelven a detectarse bulos e informaciones sesgadas cuyo origen vuelve a situarse en el mismo lugar y que cuentan con la entusiasta caja de resonancia que proporcionan grupos nacionalistas xenófobos de ultraderecha y grupos antifascistas y antisistema de ultraizquierda, que tratan de utilizar asuntos donde previamente han detectado una mayor sensibilidad de la opinión pública como pueden ser el cambio climático, la seguridad o la inmigración, utilizando uno u otro según la audiencia-objetivo de cada momento. Así, a unos se les dice que Notre Dame de París ardió porque la quemaron terroristas islamistas y a otros les dicen que fue obra de una cábala secreta que domina el mundo. Estas cosas les encantan a los "conspiranoicos".

Porque no se trata tanto de apoyar a un candidato como de crear divisiones entre nosotros, de embarrar el debate creando dudas sobre lo que es cierto y lo que no lo es para instilar desconfianza en las instituciones y en los partidos tradicionales con el objetivo final de debilitar el proyecto europeo, algo en lo que parecen estar de acuerdo el Kremlin y los grupos populistas nacionalistas de ultraderecha y los antisistema de ultraizquierda. Naturalmente Rusia niega la mayor y no cabría esperar otra cosa.

En marzo el primer ministro Dimitri Medvedev dijo que "sospechar de alguien por algo que no ha ocurrido es un sinsentido paranoico". Y sin embargo hay constancia de una relación entre la página web ya desaparecida I'm with Putin o la página web StopEuro, que difunde críticas a la UE originadas en Moscú, con la página web oficial de la campaña de Matteo Salvini que se ha convertido en el líder de la extrema derecha euroescéptica. También Alternativa por Alemania (AfD) difunde noticias originadas en Rusia igual que hacen los grupos izquierdistas Antifa West Berlin y Antifa Nord Ost, que también organizan grupos violentos para oponerse a las manifestaciones de los xenófobos. Cuanta más confusión, mejor. The New York Times cuenta que días antes de las elecciones españolas del 28 de abril pasado Facebook bloqueó varias cuentas de extrema derecha que habían llegado a casi 1,7 millones de usuarios y distribuían información falsa, como que Pedro Sánchez había claudicado y aceptado la independencia de Cataluña.

Acabar con este problema no es fácil porque en otras ocasiones la información no es falsa (o no totalmente falsa) pero sí exagerada o sesgada, y si se suprime puede plantear problemas de censura o incurrir en un ataque a la libertad de expresión. Por eso y porque es mucho lo que nos jugamos el próximo domingo si los euroescépticos consiguen muchos escaños, les animo a informarse bien y a ir luego a votar. No dejen el campo libre a los que quieren romper Europa desde dentro con ayuda de otros que están fuera y también desean nuestro fracaso.