Me las prometía yo muy felices al saber que había sido autorizado el tren privado La Coruña-Oporto. A pesar de las alegaciones de la Renfe, la Comisión Nacional de la Competencia y los Mercados ha dicho adelante con el plan presentado por Arriva, filial de la Deutsche Bahn, para implantar ese servicio ferroviario que entrará en funcionamiento, si todo va bien, en 2020. Lo que sea brindar más libertad y posibilidades de viajar de forma eficiente „calculan cubrir el trayecto en algo menos de 3 horas„ me cae bien. En este caso además me gusta por una doble motivación: en primer lugar porque se aplica la novedosa forma de un tren privado en los hasta ahora monopolísticos ferrocarriles españoles; y en segundo, porque me aproxima al aeropuerto de Oporto que tiene muchas más conexiones internacionales que las terminales aéreas gallegas. Feliz estaba, ya me imaginaba llegando en tren a las inmediaciones del Sá Carneiro para tomar un vuelo a Boston, cuando alguien que conoce el tema me avisa que nones, que esos trenes llegarán a la estación ferroviaria de Oporto, y que desde allí habrá de ir al aeropuerto por otros medios. Bueno, bien, pero algo es algo, y habré ganado tiempo, evitando el engorro de conducir e innumerables peajes.