Dado el clima de inestabilidad e incertidumbre que se vive en el mundo, preferentemente en la América hispana y en regiones convulsas de Europa oriental, Asia y África, Galicia se ha convertido en tierra de acogida y de trabajo, como lo prueba haber proporcionado el año último ocupación a 15.719 personas procedentes de la Unión Europea y a 20.540 extracomunitarios; entre ellos, 2.955 rumanos, 2.359 venezolanos, 2.008 marroquíes. 1.550 colombianos y 1.476 chinos. Todos ellos han llegado con la secuela que comporta su desarraigo, la raíz rota y la mente aferrada al mundo del que provienen, convertido ya en un irreversible pasado. En lo que se refiere a La Coruña, afecta, muy especialmente, el capítulo de la inmigración 'no regularizada' (transeuntes sin residencia, sin identificación y personas con las cuentas embargadas) que llaman a la puerta de Cáritas, ante la imposibilidad normativa de recibir dinero en efectivo por parte del ayuntamiento, con el que existe un convenio establecido en 200.000 euros anuales que el gobierno de Marea Atlántica redujo a 125.000, pese a que las demandas se incrementaron y muchas de ellas son derivadas por los propios servicios municipales. En el último año, se invirtieron 507.482 euros de los fondos de Cáritas y 82.788 de la aportación municipal. El total de ayudas pasó de 998 en 2017 a 3.997 en 2018, el 38% de nacionalidad española y 1.574 familias, de ellas 622 extranjeras. El porcentaje por países ha sido 14% Venezuela, 9% Colombia, 5,4% Perú y 5,22 Cuba. Conviene recordar que ni el gobierno central, ni el municipal han desarrollado programas específicos de acogida, ayuda o atención a inmigrantes. La mayoría de los atendidos en La Coruña suscitan muchas reflexiones. Han llegado privados de su patrimonio, derrotados, motivados por el olor a libertad que se respira en España, tentación difícil de resistir. El exilio es un drama que coloca a los seres humanos fuera de su mundo.

Sobre el estereotipo del gallego, después de escuchar en una tertulia de LaSexta a un político vasco, donde se hizo abstracción de la palabra solidaridad, rescato la opinión del exembajador de España en Buenos Aires y esclarecido periodista, Manuel Aznar, figura en el libro ' Biografía de mi entorno' de José Ignacio Ramos, su consejero de prensa. Decía Aznar: "Usted es gallego y el ser gallego es una carrera larga y difícil. ¿Y qué me dice de ustedes los vascos?", respondía Ramos. "Los vascos „afirmaba Aznar„ somos seres poco inteligentes, pero lo es así, que no somos muy largos de inteligencia, nos dedicamos al cultivo de las verdades menores: la buena administración de los bienes ajenos, el cumplimiento de las palabra dada, la fidelidad conyugal, el respeto al sexto y a otros mandamientos... ¡Y somos imbatibles!". ¡Eran otros tiempos, embajador!