Lo que está ocurriendo estos días entre EEUU y China es una muestra de lo que puede ser, mejor dicho, ya está siendo. Por ello, me parece que, en las relaciones comerciales, hay que garantizar la protección de sectores decisivos como infraestructuras, comunicaciones, tecnología y finanzas. Europa debe garantizar la supervisión del 5G y que la expansión de algunas compañías no sirva para que información muy sensible y datos privados acaben en manos de un Estado como el chino, que utiliza la tecnología y la inteligencia artificial para imponer un sistema totalitario.

La Nueva Ruta de la Seda no es un proyecto de cooperación multilateral sino una ambiciosa fórmula de hegemonía que se extiende desde Asia hasta América Latina. Por eso es preocupante que dos socios europeos como Grecia e Italia se hayan integrado en esta iniciativa imperialista sin coordinarse con el resto de socios de la Unión Europea.