La visión de un programa de televisión sobre la alimentación vegana me llevó a buscar información en Internet con el objetivo de ampliar el ángulo de visión al respecto, quedando sorprendido al observar las huellas de radicalidad y hostilidad dejadas por algunas personas en las redes sociales cuando se establecen debates en torno al veganismo. Resulta asombroso que puedan alcanzarse cotas tan elevadas de animadversión hacia quienes no se sitúan en el mismo plano nutricional, cavando profundas trincheras desde las que se lanzan descalificaciones y despiadados deseos en base a la diferencia en la forma de comer. ¿No hay ya suficientes conflictos sobre la tierra como para acabar a palos por el hecho de desayunar una taza de leche de vaca, cabra u oveja? ¿Elegir y valorar a las personas en función de si la hamburguesa ingerida es vegetal, de pollo o de saltamontes?

Es chocante contemplar semejante inclinación al rechazo y la agresión en parcelas donde ondea la bandera del respeto y la no violencia.