Mediante cartas introducidas en los buzones, carteles colocados en farolas y paredes, anuncio radiofónicos, vídeos en redes sociales (en algunos casos patéticos) y debates televisivos, las personas candidatas a gobernar localidades y autonomías durante los próximos cuatro años se han dirigido a la ciudadanía solicitando la confianza y el apoyo en las urnas bajo el compromiso de trabajar en beneficio del bienestar general. Pasada la campaña electoral y la cita con las urnas, llega el momento de diseñar los vestidos que cubran la desnudez de las palabras, de dar contenido a las promesas, de tener sobre la mesa un retrato de la honestidad, de prestar atención tratando de impedir la sedimentación de la ceguera institucional ante situaciones tan lamentables como, por ejemplo, las desveladas recientemente en espacios televisivos que se han interesado en saber cómo se come en las residencias de mayores, hospitales o centros educativos de titularidad pública.