El perímetro del PP, "del que nadie puede salirse", es abdominal. Los populares se diferencian por el slim fit, ese corte estrecho de las camisas del "abdominable" Aznar y del magro Casado después de los años a su caer del regular fit de Rajoy.

Apenas Alfonso Alonso, líder del PP vasco, ha dicho lo obvio después de que, en las elecciones con mayor participación en Euskadi, perdieran la mitad de los votos, quedaran sin un diputado y ayunos de concejales. Alonso resumió sus mandamientos en uno "quiero un PP con personalidad propia en el País Vasco" después de un discurso vaporoso: "Es una manera de entender la pluralidad de España y el encaje del País Vasco en el conjunto de España a través de la actualización de nuestros derechos históricos y del sentimiento de nuestra foralidad en cada uno de nuestros Territorios Históricos".

Eso y nada es todo uno, pero está plagado de términos urticantes como "pluralidad de España", "encaje del País Vasco", "derechos históricos", "sentimiento de foralidad" y "Territorios Historicos" con mayúsculas. El colofón, horas después, fue: "a veces se emiten discursos desde Madrid que resultan muy alejados cuando uno los ve desde Vitoria o desde Bilbao".

El mensaje de "ancha es España" (mal dicho sea con toda intención), el terraplanismo nacional de la derecha, ya hizo mella en el PP hace más de seis años, cuando el mogollón vasco-español tomó la forma de Vox y se llevó a su actual líder, nieto de alcalde franquista en los sesenta, hijo de dirigente del PP vasco y militante popular desde cachorro. Si el PP quiere seguir en Euskadi tiene que ofrecer otro discurso -distinto del de Vox y aceptable para una parte del electorado- o nada. Ahora mismo, en el PP el centro se juega en la periferia.