Cuando yo era un niño, hace 70 años, me acuerdo de ver cómo habían varias luminarias en los montes, estaban haciendo a queima da roza, es decir, estaban quemando en el mes de agosto lo que habían cavado en el mes de abril, eran las raíces viejas de los tojos y lo que había a los lados.

Esto lo hacían para renovar el terreno y tenerlo preparado para en otoño sembrar nueva semilla de tojo, y también aprovechaban para sembrar trigo que segaban en julio cuando ya se veía el nuevo tojo.

Con esto quiero decir que aunque se hacía fuego en el monte, no había incendios, pues todo estaba controlado, y además, todo lo que producían los montes y bosques se necesitaba para las cuadras de los animales, para calentar los hornos y cocer el pan y en las lareiras para cocinar. También las lareiras eran fuentes de calor a lo largo del invierno en todas las viviendas.

Ahora todo ese trabajo de limpiar de tojos, zarzas, matorrales, cortar arbustos sobrantes y podar los árboles lo podrían hacer equipos de trabajadores a lo largo de todo el año y todo ese material enviarlo a las estaciones de biomasa para obtener energía limpia. Los drones no son la solución pues en una tormenta un rayo puede originar un importante incendio, si todo continúa en el abandono como en este momento.