Comparando los datos estadísticos relativos a la evolución de la edad media de fecundidad y longevidad durante el siglo XX en España, puede deducirse que, hasta alcanzar el último cuarto de siglo, buena parte de los niños llegaban al mundo con la ausencia de alguno de sus abuelos. Con una edad media a la maternidad mantenida entre los 30 y 27 años, y una esperanza de vida en aumento progresivo desde aproximadamente los 35 años en 1900 hasta los 70 años en 1975 (longevidad relativa al hombre, siendo ligeramente superior en la mujer), la probabilidad de fallecer sin conocer ni tener la oportunidad de disfrutar de los nietos era más alta que la actual. Sin embargo, y debido en gran medida a factores económicos y de conciliación, cada día se aplaza más el momento de tener un hijo con un aumento significativo del número de mujeres que son madres después de los 40 años, aspecto que, con el paso de unas décadas, puede dar lugar a que sea normal tener el primer nieto alrededor de los 80 años.