Su perro le hace ojitos? ¿Parece triste si no comparte su comida con él? Dos investigadoras estadounidenses, Juliane Kaminski, de la Universidad de Porstmouth, y Anne Burrows, de la de Duquesne (Pittsburg), explican en un reciente trabajo que esa capacidad de los perros actuales de mover la parte interior de la ceja, lo que les dota de expresividad y les hace aparentar tristeza, es fruto de una convivencia de ya 30.000 años con el hombre. Sus antepasados los lobos, el pariente vivo más cercano, no tienen esa movilidad facial. ¿Cómo se ha producido ese cambio? Las dos científicas sugieren que es fruto de la selección humana, que dio preferencia a los perros "melancólicos" que nos llegaban al corazón porque movían las cejas.

La cara del perro cambió en su relación con el hombre. Lo mismo que la del hombre está cambiando en su relación con su actual mejor amigo: el teléfono móvil.

La revista Quartz se hace eco de una tendencia mundial en cirugía estética: los clientes son cada vez más jóvenes y eso es por la presión de las redes sociales. Los selfies son la tarjeta de presentación del siglo digital y si uno no tiene la mejor cara, se la fabrica.

En China, los operados de rinoplastia, estiramiento facial o aumento de labios con una edad inferior a 28 años suponen ya más de la mitad de las intervenciones, el 54%. Es decir, casi 12 millones de personas. La llamada "cirugía de doble párpado", para redibujar los ojos y darles un aspecto occidental, se ha convertido en un regalo habitual al llegar a los 18 años, asegura Quartz.

En Europa, el año pasado la edad media de los operados bajó de 42 a 37 años.

En Estados Unidos, en 2017, más de 200.000 adolescentes entre 13 y 19 años se hicieron la cirugía plástica. La obsesión por ofrecer en el selfie la imagen más optimizada de uno mismo ya tiene un hombre, inspirado en otra red social: "Snapchat dismorfia". Es decir, el cliente le lleva al cirujano un selfie propio con todos los filtros posibles y le dice: "Quiero parecerme a este".

La mitad de los cirujanos estadounidenses, según otro informe citado por la mencionada revista, aseguran que el 55% sus clientes justifican su petición de operarse en que quieren salir mejor en las fotos que se hacen con sus móviles.

Las redes están cambiando nuestro aspecto bisturí mediante, pero David Shahar y Mark G. L. Sayers, investigadores de la facultad de salud y ciencias del deporte de la Universidad de Sunshine Coast, en Australia, en un estudio publicado en la revista científica Nature, han encontrado que algunos humanos, sobre todo los más jóvenes, a consecuencia del sobreesfuerzo del cuello al bajar repetidamente la mirada para consultar a su teléfono, están desarrollando una protuberancia en la parte trasera del cráneo.

Tras analizar 1.200 radiografías encontraron que, en el rango de edad que va de los 18 a los 30 años, aparecía con frecuencia esa protuberancia, un "cuerno" que medía milímetros, pero que en algunos casos podría llegar a tener 3,1 centímetros.