Se va confirmando la impresión de que la sociedad en general, y la economía en particular, se están independizando de los gobiernos y sus presupuestos, aunque estos superen el 40 % del PIB. El nuevo presidente de la Cámara de Barcelona, el independentista Joan Canadell, dice que no le preocupa nada que la Generalitat no tenga presupuestos, pues no se nota. En el Gobierno del Estado la prórroga de presupuestos se está haciendo costumbre, y la economía sigue creciendo. Los gobernantes, y el conjunto de la llamada clase política, deberían estar muy preocupados por esta deriva, que en el fondo los relega a "clase ociosa", pero es al revés, dan la impresión de estar encantados de no sufrir la angustia de tener que pactar unos presupuestos como sea para luego sufrir la angustia de ejecutarlos en el día a día. En cuanto a los politólogos, todavía no se han ocupado de tan curioso asunto.