Como no las tienen todas consigo, a los políticos no les queda otra que pactar. Y se afanan todos y todas en que no parezca que esos pactos significan ceder y ceder, sino una muestra de que son capaces de compartir con quien les dé la razón. Nuestros políticos no están tan acostumbrados a pactar, como a imponer con sus mayorías lo que ellos quieren que se haga.

Lo que pasa es que ya no hay mayorías suficientes. No sabemos si a partir de ahora será siempre así o volveremos en algún momento a las mayorías absolutas y al 'Esto se hace porque yo lo digo y soy el que manda'. De momento, en las últimas elecciones nos hemos librado del político mandón, y los vemos afanarse por alcanzar ese nuevo modo de hacer política tan distinto.