Dos noticias nos han llamado la atención de la actual vida política gallega: las observaciones formuladas por el portavoz parlamentario don Pedro Puy (PP) al actual delegado del Gobierno, don Javier Losada: "Asume cuestiones „dijo el señor Puy„ más propias de un líder político que de un cargo institucional". "Es la primera vez que esto ocurre y hubo muchos delegados de Gobierno", reiteró el señor Puy, político que no suele comportarse como un aristarco apasionado. El cargo del delegado de Gobierno tiene una función amplia y diversificada, aunque la principal es que, siendo el Estado pieza esencial del sistema autonómico, asegure la articulación en su conjunto. La pauta la marcó el primer delegado en Galicia, el eminente médico, escritor y académico doctor Domingo García-Sabell, cuyo prestigio y maestría en todos los campos del saber, le permitió erigirse en autoridad interseccional que, además, nunca perdió el gusto por la expresión justa; entendía que la política no puede convertir el lenguaje en un lugar común. La autoridad personal del señor García-Sabell, no solo le facilitaba conciliar cualquier contencioso entre la Administración Central y la Autonómica, sus opiniones se convertían en veredictos. Quienes le sucedieron en el cargo no tuvieron igual nivel. Hay episodios de humor en sus quehaceres que podrían documentarse con mejor seriedad, incluso desde el proceso seguido para su designación. No nos guía ningún afán paleontológico, ni tampoco de mudar en crónica los variopintos sucedidos, que acreditaban la debilidad paleontológica congénita de algunos de sus protagonistas para la función pública. La pérdida de calidad del verbo político que se observa, creemos que en cargos tan vistosos, les iría mejor el laconismo que la retórica. Recordemos que García-Sabell fue designado por el entonces presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, y confirmado por Felipe González durante su mandato. La otra noticia, sobre la ayuda estatal a la Real Academia Gallega (RAG), carece de fundamentos; está asignada desde hace más de una década en los Presupuestos Generales del Estado, dato del que al parecer el señor Losada no había sido informado (1)

(1) Con motivo del centenario de la RAG (1906-2006) se solicitó del gobierno socialista una subvención de 700.000 euros por el PP orensano. La comisión de Cultura del Senado la presidía el señor Curiel, del PSOE, y de ella formaba parte el nacionalista gallego señor Jorquera, que la rechazó. Preguntado por el entonces titular de la RAG, señor Barreiro, el señor Jorquera le dijo: "A veces, uno no puede desmarcarse de acuerdos tomados en la alta política". Posteriormente, el señor Rajoy dotó de una cantidad a la RAG similar a las de las academias catalana y del País Vasco, que también figuran en los PGE. Por eso, llama la atención la promesa del señor Losada en su visita a la RAG.