Se mire como se mire será un gran duelo, de los que hacen afición. Aunque el 22 de julio lucirá en Madrid un sol radiante y en la calle se llegará a 39º, la temperatura social es baja, casi gélida. Podemos es el fruto del talento de Pablo Iglesias, al frente de un grupo de profesores avezados en el mundo de las redes, para capitalizar la alta temperatura que había alcanzado la calle. Sin embargo, la mejora de la economía, la caída del paro y algunas medidas sociales paliativas han ido enfriando la chapa. Ahora Iglesias trata de realizar en palancas de poder el beneficio político acumulado, pero pierde reservas a chorro y el tiempo juega en su contra. Sánchez, no obstante, debería tener en cuenta que esa misma caída en picado hace al otro duelista más peligroso, pues sabe que si no aguanta el pulso, y al menos lo empata, lo devorarán sus propios fratres, que ya afilan cuchillos.