Es lógico que la administración y Fiscalía del Estado, ante las agresiones reincidentes al personal sanitario tomen cartas en este asunto. No es tolerable que el personal cuyo objetivo es curar o ayudar al que sufre una dolencia sea diana de energúmenos y violentos. Pero pregunto: ¿Solo es culpa del violento y mala educación? ¿Qué parte juega la desesperación, o la impotencia, o las esperas interminables, o la indefensión, o la falta de PERSONAL SANITARIO? Somos conocedores del deterioro paulatino de la SANIDAD PÚBLICA que exige un debate en profundidad de los entes responsables. Hemos visto como la Fiscalía agiliza el protocolo de protección. Pero pregunto como ciudadano: ¿dónde está la Fiscalía para indagar y tomar medidas ante tantas listas de ESPERA. ¿Qué medidas se toman ante el déficit de personal, o la irregularidad manifiesta de Facultativos, tan necesarios, que firman cada dos meses su contrato de trabajo que, a parte de clara injusticia, es causa de desmotivación? Siempre es más fácil castigar al violento, pero una sociedad madura y un estado de derecho debe prevenir las causas de que la impotencia genere desesperación.