En círculos autonómicos se llamaba "gambito Solchaga" a la técnica de ese ministro de Felipe González para negociar la financiación de las comunidades autónomas. En la primera reunión todas rechazaban el monto total que el Gobierno proponía, pues no daba para las mejoras que pedían. Entonces el ministro levantaba la sesión para estudiar y presentar otra propuesta, dando todos por hecho que sería superior. Pero en la segunda reunión el monto total era más bajo, a la vista de lo cual todos firmaban, temiendo lo que pudiera pasar en una tercera. Se diría que la nueva propuesta de Sánchez a Iglesias, pidiendo ahora apoyo desde fuera del Gobierno, se inspira en el "gambito Solchaga". De paso, como no es fácil que en esta ocasión funcione, Sánchez ha empezado a explicar a la sociedad civil su postura, para que no le culpe de unas nuevas elecciones. O sea, ha empezado a hacer campaña.