R utger Hauer me planteó uno de los retos más importantes de mi triste carrera. En el hotel donde se alojaba sugirió que "no vamos a hacer la entrevista si no tenemos nada nuevo que aportar". Esta autoexigencia era banal frente a un periodista de provincias, pero crucial para la historia del cine, porque modificó el monólogo más importante de la historia de la pantalla, el elogio fúnebre que clausura su colisión con Harrison Ford en Blade Runner.

Transformado en un Jesucristo deshumanizado, y antes de liberar a la paloma del Espíritu Santo, el actor holandés modificó radicalmente el texto agónico original de la película de Ridley Scott. Nunca hubiera repercutido en la eternidad, sin el desenlace de "Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir". No se puede ir más allá. El replicante se inventó la réplica, y Rutger Hauer fallece en el mismo 2019 que fecha la película y la desaparición de su personaje Roy Batty, que hasta en el apellido incorpora un componente de locura.

La fuerza del monólogo inmortal no reside solo en su contenido, sino en el predominio obsesivo de las íes. Hauer estuvo influido por la vocalización de "I've seen things you people wouldn't believe" ("he visto cosas que no creeríais"), para incidir en la misma letra en el desenlace "will be lost in time, like tears in rain. Time to die". Dado que el fallecimiento del actor ha recalentado la potencia inagotable de la película, conviene recordar que los enciclopédicos comentarios posteriores no ocultan la fría acogida del estreno, a principios de los ochenta. Probablemente se trate de la producción que ha obligado a un viraje más drástico en la apreciación de la crítica.

No todas las personas pueden escribir su epitafio, y menos todavía con cuatro décadas de adelanto. Hauer sintetizó el espíritu de Blade Runner con mayor fidelidad que sus autores. Su duelo con el retirador de replicantes Rick Deckard exhibe las pautas de los mejores secundarios, enriquecer la interpretación del mito sin robarle la escena. La confrontación con Harrison Ford también duplica la competición femenina entre la irascible Sean Young y Dary Hannah, si bien los exquisitos siempre preferirán a Joanna Cassidy. Aunque alteró para siempre la recepción de Blade Runner, el papel fundamental de Hauer es el protagonista de Delicias turcas de Paul Verhoeven, en los tiempos en que la libertad iba por delante de sus riesgos. Y cómo no recordar hoy la frase del policía Edward James Olmos sobre la replicante Rachael, que cierra la película inspirada en Philip K. Dick. "Es una mala noticia que no vaya a vivir pero de todas formas, ¿quién lo hace?".