Galicia 2021 será un año de relieve mundial para nuestra región. Se augura el próximo Xacobeo, como el Año Jubilar compostelano más importante de la historia, y está prevista la llegada del AVE a nuestras tierras, verdadero acontecimiento histórico, en el capítulo de las comunicaciones. Hechos tan significativos tienen el trasfondo político electoral en el que convergen, el concertante final de la etapa del imbatible Núñez Feijóo o el punto y seguido al frente de la Xunta. El Xacobeo es algo más que la fiesta de Galicia para el mundo, porque su gran impulso vital es un acto de fe que rebasa, por su carácter ecuménico, cualquier dimensión nacional o política. Es la esplendorosa restauración del Pórtico de la Gloria, la mejor obra del románico español y francés, y es la inflación de instalaciones que rebasan a Santiago por su falta de continente, entiéndase concurrencia. Las fuerzas cívicas locales, en la confusión peregrino-turista, hablan del "monocultivo" religioso, tal vez porque adviertan en el peregrino la sensación de abandono, al concluir el itinerario jacobeo, en esa predicación de piedra que es la basílica compostelana. La llegada del AVE, programa estrella de Feijóo, comienza a acusar los avatares políticos. Del Eje Atlántico, en las cercanías de Fomento, se ha pasado al Eje Cántabro-Mediterráneo y se atisban renuencias en las infraestructuras del AVE gallego, como si quisieran cubrirse de cualquier eventual retraso. Las justificaciones técnicas estarán bien sostenidas, pero el rival a batir es Núñez Feijóo y, aquí, se delataría la falta de voluntad política, que aflora en el síndrome de la izquierda rancia, porque goza de tolerancia especial y vive sobre la nomenclatura ideologizada. La mejor política se deriva de las convicciones y el amor a la patria chica y no advertimos, en algunos políticos, un sentido aristotélico de la vida.

Se dice que en las cuevas de Balcobo, Costa da Morte, se encuentra uno de los grandes cementerios de naufragios. La escritora Almudena Arteaga acaba de recordarnos el naufragio del Titanic español, el trasatlántico Santa Isabel frente a la isla de Sálvora, tragedia en la que perdieron la vida 213 personas. Otero Pedrayo, al referirse a las densidades marítimas gallegas escribió: "Abajo ingrávidas, arriba lo intrascendente". El argumentario lo sumamos a la idea del exministro socialista César Antonio Molina, de establecer el Museo marítimo en la antigua Prisión de A Coruña. Tal vez antes, nuestra Alcaldesa deberá aspaventar a quienes vivaquean cerca de su despacho sin otros intereses que los suyos propios.