El escritor Ian McEwan ha comparado a Boris Johnson con un personaje de William Shakespeare y espera que unos polvillos mágicos caigan sobre sus ojos y desaparezca la cabeza de burro. Boris Johnson se ha comparado con un personaje de Stan Lee, al que lo que le atravesaron unos rayos gamma y le convirtieron en un monstruo verde.

Shakespeare, Lee, clásicos.

Ha dicho McEwan que el premier británico es "un hombre educado e inteligente, con mucho encanto personal. Y se ha convertido en un tarugo populista de la peor calaña". Cuando no es Hulk, Bruce Banner, es un hombre educador y un científico de primera, sin demasiado encanto temporal. Cuando se excita destruye todo a su paso.

Johnson pudo elegir mil ejemplos de fuga para abandonar la Unión Europea. Ni siquiera el titán Prometeo -al que debemos el fuego- permaneció encadenado para siempre. En la realidad escapista de Houdini, Johnson podría haber encontrado un ejemplo de Brexit ingenioso. Los protagonistas siempre escapan. En héroes, tiene el ejemplo del Conde de Montecristo, el fugado más conocido de la literatura. En superhéroes de Marvel el androide la Visión, que se teleporta, y la mutante Kitty Pryde, que entra en fase y traspasa la materia, dan dos soluciones elegantes para que el Reino Unido se desembarace de la Unión Europea. Pero Johnson ha elegido para imaginarse haciendo el Brexit al increíble Hulk, que representa la destrucción de una fuerza sin control similar a las catástrofes naturales, la plena potencia y la nula racionalidad que machaca el suelo que pisa. Cada vez que se lee o se ve al gigante esmeralda pronunciar su estribillo "Hulk aplasta" es difícil no imaginarse cómo olerá el aliento que modela esas palabras.