Un certero colega ponía el foco en la falta de química entre PSOE y Podemos, y tiene razón, pero querría destriparla. Ya no puede decirse que sea cuestión generacional (antes era una explicación). Tampoco ideológica, pues de esa poción no hay mucha en uno y otro caldos. Ni siquiera exactamente "de clase" (aunque algo haya siempre), pues los sectores sociales de ambos partidos se solapan bastante. Creo que al final es una cuestión genética, emparentada por tanto con la química biológica. El PSOE, para bien y para mal, carga con una centenaria tradición de "responsabilidad", de asumir costes políticos para afrontar con realismo los problemas, y, con razón o no (el modelado del propio carácter siempre es traicionero), ha hecho de ello la que cree una ética, bien templada en el felipismo. Recarga su autoestima al practicarla. Podemos, para mal y para bien, no tiene esa historia detrás.