El estreno en España de la película de Alejandro Amenábar Mientras dure la guerra ha servido para recrear el famoso incidente entre Miguel de Unamuno, que en aquel 12 de octubre de 1936 era rector de la Universidad de Salamanca, y el general coruñés Millán-Astray, fundador de la Legión y director entonces de la Oficina de Prensa de Franco. Un enfrentamiento que se produjo en el paraninfo de la Universidad salmantina con ocasión de la celebración del Día de la Raza y con la mujer de Franco en la presidencia. Sobre el incidente, a falta de documentos fehacientes, se ha especulado mucho, aunque a partir de 1961, año de la publicación del libro de Hugh Thomas The spanish civil war, se dio por buena la versión del escritor británico, así como la de otros que le siguieron sobre el mismo asunto como el historiador, también británico, Paul Preston. Al parecer, Unamuno, indignado con el discurso de su compañero de claustro Francisco Maldonado de Guevara que, entre otras cosas, había acusado a catalanes y vascos de ser el vértice de la anti-España roja y opresora y por tanto merecedores de que la parte sana del país les declarase la guerra, tomó la palabra para manifestar su oposición a la exaltación de la violencia. "Yo, como sabéis „dijo„ nací en Bilbao, soy vasco y llevo toda mi vida enseñándoos la lengua española que no sabéis". Esa ironía y otras dirigidas al cardenal Plá y Deniel, también allí presente, del que resalto la circunstancia de ser catalán, exasperaron a Millán-Astray que lanzó una arenga cuartelera culminada con un sonoro "¡Muera la inteligencia!". En su siguiente, y última intervención, Unamuno lamenta que se esté profanando el templo de la inteligencia y, al parecer, pronuncia unas palabras que han pasado a la posteridad como ciertas. "¡Venceréis, pero no convenceréis! Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta, razón y derecho en la lucha. Me parece inútil que penséis en España. He dicho". La tensión entre el auditorio subió de tono, hubo abucheos y conatos de agresión al rector. Y es entonces cuando se produce la salida de Unamuno del recinto universitario del brazo de Carmen Polo que lo acompaña hasta el coche. En algunas versiones y también en la de la película de Amenábar se da por cierto que la esposa de Franco se brindó gentilmente a dar el brazo al catedrático. En otras, en cambio, se asegura que la iniciativa de recurrir a Carmen Polo para proteger a Unamuno se debe al catedrático de Derecho canónico, Teodoro Andrés Marcos. Al menos así lo manifiesta José Pérez Oya, hijo del catedrático de Psiquiatría José Pérez Villamil que estaba en el paraninfo aquel día y fue testigo presencial del incidente. Al margen de todo eso, que ya se ha convertido en material legendario, la película de Amenábar tiene, según reconoce el propio director, una intención conciliadora. A la pregunta de si la Guerra Civil continúa de otra forma contesta lo siguiente. "No hay armas en la calle, pero el choque entre las dos Españas pervive". No parece un juicio muy tranquilizador.