La formación de un círculo de jóvenes jaleando en torno a una agresión donde un chaval es golpeado con brutalidad mientras permanece tendido en el suelo no es una cosa del siglo, la novedad reside en los medios técnicos que permiten la grabación de videos y la difusión de los mismos de manera prácticamente instantánea y transfronteriza. También resulta nuevo, o al menos es algo que nunca llegué a presenciar durante mi juventud, la violencia desmedida protagonizada por chicas que atacan a otra menor llegando a causarle lesiones de gravedad que precisan de asistencia hospitalaria, tal como sucedió recientemente en el exterior de un instituto madrileño. Es justo y razonable que la sociedad continúe avanzando en materia de igualdad al objeto de dejar atrás una historia de discriminación por razón de género, aunque sin que ello signifique que la mujer deba imitar ni competir con el hombre en cuestiones como la tropelía y la crueldad. Lo conveniente y razonable sería ir rebajando el nivel de violencia social, no ampliarlo aún más.