Nada que celebrar en el pasado día de la Merced, patrona de Instituciones Penitenciarias.

Soy funcionario de Prisiones. La experiencia me demuestra que los muros de los centros penitenciarios, además de impedir fugas de los allí recluidos, sirven para evitar que la sociedad tenga conocimiento de las condiciones en las que trabajamos. La Administración es en gran medida la interesada en que así sea.

Sin embargo, hay acontecimientos que deberían traspasar esos muros y darse a conocer a la sociedad.

C.P. de Teixeiro. Departamento de Aislamiento (donde residen los internos más peligrosos).Un interno provoca un incendio en su celda. Rápidamente, la galería entera se convierte en una ratonera repleta de humo tóxico. Los funcionarios destinados en ese módulo consiguen evacuar a los reclusos que habitaban las celdas contiguas, llevándoles a una zona a salvo de las llamas y la humareda. Sin embargo, se percatan que el interno que ocasionó el altercado no salió de su celda. Inmediatamente, dos compañeros (haciendo alarde de un coraje y valentía poco habitual) deciden ir a su rescate. Acaban encontrando su cuerpo tirado en el suelo, inconsciente. Consiguen llevarlo a una zona segura... Le salvaron la vida entre los aplausos y vítores de los demás internos testigos y partícipes de la dantesca situación... La Administración Penitenciaria valora condecorarlos con la Medalla al Mérito Penitenciario (se traduce en la entrega de una medalla y una anotación en su expediente).

¿Es que no son merecedores de una gratificación monetaria?

Casualmente, en el año 2017 el secretario general de Instituciones Penitenciarias aprobó el reparto de más de un millón de euros sin criterios objetivos, sin transparencia y sin negociación con los representantes sindicales. Dicho reparto de productividad recayó exclusivamente sobre cargos directivos quedando olvidados el resto de trabajadores. En el 2018 se produjo un reparto similar...

Sin duda, es un hecho manifiestamente reprochable desde un punto de vista de la ética y moralidad. Señores directivos, sus vidas no están en juego, las nuestras sí. Me pregunto si hay algo más merecedor de recompensa que arriesgar su propia vida para salvar la de los demás.