Ocurrió hace unos días. La actuación diligente y el buen hacer de los funcionarios del C.P. de Teixeiro y la rápida respuesta de los servicios médicos evitaron otra muerte más en prisión, aparentemente, por sobredosis.

Los funcionarios de prisiones desempeñamos un trabajo muy peculiar con unos cometidos muy alejados de los demás funcionarios públicos, por tanto resulta incongruente que la Administración, en muchos aspectos, tome decisiones que afecten a todos sus trabajadores de la misma forma.

¿Alguien podría imaginarse a un funcionario de la Seguridad Social enfundándose un traje ignífugo para apagar un incendio?, ¿a un trabajador del Inem tirado en el suelo intentando reducir a su administrado? o ¿encontrar esposas y porras entre los utensilios de trabajo del funcionario de Hacienda? Estas cuestiones resultan surrealistas a oídos de cualquiera. Sin embargo, son hechos comunes en nuestro día a día.

Por otro lado, la Guardia Civil y la Policía Nacional (que forman, con Instituciones Penitenciarias, la Secretaría de Estado de Seguridad) poseen su propio Estatuto, su portavoz oficial, sus propios canales de negociación con la Administración y, por supuesto, son considerados Agentes de la Autoridad. Es coherente pensar que en Prisiones también debería ser así y es lo que demandamos desde hace tiempo.

Los funcionarios de prisiones trabajamos con ordenadores, expedientes, instancias. Pero también con porras, esposas, trajes antidisturbios y con la fuerza física. Empleando en todo momento grandes dosis de psicología y empatía con los reclusos.

¡Ah!, y también salvamos vidas, como la del interno de Teixeiro.