Ante el cariz que están tomando los acontecimientos de Cataluña, y si damos por buena la predicción de Ortega y Gasset (y no seré yo quien le lleve la contraria): "El problema catalán se llama nacionalismo particularista, es eterno y no tiene solución; solo se puede conllevar", queda la eterna duda de cómo conllevarlo: ¿con flexibilidad o aplicando el rigor de las normas?

Quienes defienden la primera de las opciones alegan que ese es el modo de no enrabietar al separatismo, porque esta tropa enrabietada „dicen„ son como las fieras salvajes heridas.

Sin embargo, alguien con mucha sabiduría popular refuta ese argumento con este otro: "É certo. Pero a alimaña máis atravesada que coñezo é o xabaril, e, en efecto, se lle das un lostregazo corres o risco de que se revire e te ataque, o que se converte nun verdadeiro perigo para ti. Pero se lle das un bo fungueirazo nos fuciños con que o arroles, perde o coidado que cando se erga non vai ser para atacarche senon para fuxir".