Se calcula que en la vida pública española hay cerca de 10.000 asesores en las administraciones oficiales y empresas adyacentes que, hasta la fecha, no han conseguido mejorar la imagen de sus popes, ni que la comunicación sea certera y eficaz. Algunos organismos, incluidos los ayuntamientos, se han convertido en outlets de amortizados y en vez de emplear la triaca, se han dedicado a otorgar resortes de decisión a organizaciones minoritarias que pugnan por imponer sus dogmas particulares. Estos asesores o validos, también los que se mueven en la órbita presidencial, han agudizado su magín en busca de eslóganes. Así aparecieron Más Madrid, Más País de cosmovisión peronista, o España Suma, del PP. Pero como en política son más fuertes los hechos que las razones, nada semejante a la irrupción del presidente en funciones Pedro Sánchez proclamándose el primer "españolista", con su "Ahora Gobierno", "Ahora España", que ha cambiado el paso de sus conmilitones y nacionalistas tras haber sustituido la palabra "España" por Estado español o "España plural" con la intención conocida. Otras veces se rehuía de la palabra "nación" y cuando menos se buscaba "nacionalidad histórica", pero en la Historia, ni el País Vasco, ni Cataluña aparecen como naciones. En el Parlamento gallego, el único donde no se habla español, socialistas y nacionalistas quedaron con el pie cambiado para la otoñada, después de haberse instalado en la nube de lo "políticamente correcto", mantra que suele alterar palabras y modos. El lenguaje ortopédico de nuestros políticos vernáculos suele estar ajeno al valor estético de la palabra. En Galicia, Feijóo ha hecho el milagro; que la "normalización" signifique lo contrario que da a entender. La Gramática, lo han rubricado los altos tribunales, no puede ser modificada por ley. En este contexto, cada vez se hace más ostensible que el problema territorial es ante todo lingüístico. Alejémonos de los pornógrafos pedantes, que no son ningún referente cultural.

Otrosí digo

Recordamos las palabras del eminente académico lingüista don Gregorio Salvador: "Para dictar a los ordenadores, el idioma español es el más apto por su fonología clara y porque cada combinación responde a un sonido".