La familia Maragall es desde hace muchos años un referente inevitable de la vida cultural y política de Cataluña. Joan Maragall (1860-1911) abogado, periodista y poeta (entre otras obras Oda a España) propugnó la unificación política de la península ibérica. Sus nietos Pascual y Ernesto, contemporáneos nuestros y personajes de sobra conocidos, militando ambos en un socialismo de orientación catalanista como el de su abuelo. Pascual fue alcalde de Barcelona cuando se transformó urbanísticamente la ciudad con ocasión de los Juegos Olímpicos de 1992. Y poco después, presidente de la Generalitat al frente de un gobierno tripartito en el que participaban también Esquerra Republicana y Esquerda Unida/ Les Verts. En uno de los debates en el Parlament hizo famosa la frase (dirigida al partido de Pujol) "El problema de ustedes es el 3%", en alusión a las comisiones ilegales percibidas por concesión de obras y otros favores. Después, ante los primeros síntomas de padecer la enfermedad de alzhéimer abandonó el cargo y toda actividad política. No es el caso de su hermano Ernest, que evolucionó desde su militancia en el Partido de los Socialistas Catalanes donde fue concejal, diputado y eurodiputado, hacia Esquerra Republicana de Cataluña y, por tanto, hacia las tesis del independentismo. Una trayectoria sorprendente de la que los lejanos observadores del procés no teníamos demasiados datos. Por eso mismo hemos leído con interés un artículo suyo titulado Adiós Madrid-Estado que vio la luz recientemente en un importante periódico de la capital de España. En ese artículo, su autor empieza preguntándose: "¿Cómo puede ser posible que la Constitución española de 1978 fuera votada a favor por una mayoría de catalanes que hoy se decantan por la independencia?". Y al respecto señala dos causas. La primera, el golpe de Estado fallido de 23 de febrero de 1981 que, a su juicio, frenó en seco el espíritu plurinacional- federalista que la Constitución recién aprobada prometía. Y la segunda, la integración en la Unión Europea y en el euro con la creación de un inmenso mercado único que reducía muy significadamente la relevancia del mercado interior. Las dos supuestas causas del crecimiento del apoyo popular al independentismo son cuestionables, pero Maragall las da por ciertas y decisivas. Tanto como para justificar la necesidad de construir un Estado al servicio exclusivo de los intereses de Cataluña. Unos intereses (incluido se supone el 3%) olvidados por los dos grandes partidos políticos españoles, PSOE y PP, que "están decididos a construir un gran Estado-nación con Madrid como centro casi exclusivo de poder económico y político". Un favoritismo del que ya había avisado su hermano Pascual en dos artículos ( Madrid se va y Madrid se ha ido), publicados respectivamente en 2001 y 2003, y de los que su antiguo partido (PSC) parece no haber tomado nota. Por el contrario, el crecimiento desmesurado de Madrid a costa de toda la periferia (la famosa 'España vaciada') es el certificado del más absoluto fracaso de la política de reequilibrio territorial que todo centro debe procurar. Afortunadamente, (según Maragall) Cataluña ha resistido el embate, mantiene su peso económico respecto al resto del Estado, y por tanto necesita la independencia para sobrevivir. La tesis de don Ernesto, muy respetable, me recuerda las polémicas futbolísticas entre Barça y Madrid, equipo al que siempre se acusa de favoritismo arbitral.