En su último videoblog, alojado en ABC.es, bajo el título de El foco de Ángel Expósito, defiende el mencionado periodista en un post titulado El creador de todo este disparate fue Jordi Pujol, que en Jordi Pujol está el origen del disparate del independentismo al que venimos asistiendo en los últimos tiempos. Sostiene Expósito que Jordi Pujol es el creador porque está en el origen de todo y señala que el elemento común de todos los independentistas catalanes es el odio.

Coincido con Ángel en sus dos apreciaciones, pero me gustaría añadir algo más sobre ambas. Creo que en Jordi Pujol no solo está el origen, sino que es quien ha venido dirigiendo, y sin abandonarlo nunca, el movimiento independentista. Y este no es solo un juicio de creencia, es una conclusión a la que me llevan ciertas pruebas.

En efecto, según los analistas que mejor conocen la realidad del secesionismo catalán, parece que Esquerra Republicana no comparte del todo la estrategia que viene imponiendo desde Waterloo Puigdemont y que tan fielmente sigue su marioneta Torra. Y es que mientras Junts per Catalunya y Puigdemont piensan que con la actuación violenta que se viene repitiendo en los últimos días se siembra el caos y se combate al Estado, ERC considera que la gran tensión que está generando entre la ciudadanía acabará por hacerles perder el Govern de la Generalitat y que no les quedará otra solución que ir a elecciones.

¿A qué se debe estas discrepancias estratégicas? ¿No es extraño que la fuerza nacionalista de izquierdas sea menos radical que la derecha independentista? (no olvidemos que Junts per Catalunya es sucesora de la Convergencia de Pujol). ¿Cómo es posible que a quien le interese sembrar el caos y combatir al Estado sea a la derechona sediciosa y no tanto a la izquierda independentista?

Para mí, la explicación es clara: ERC persigue indisimuladamente el objetivo político de la separación de Cataluña de España y la conversión de dicha Comunidad Autónoma en una República independiente. En cambio, Jordi Pujol y todas las formaciones políticas, desde Convergencia hasta JpC, son un instrumento político al servicio de dicho fundador, cuyo objetivo último es proteger la fortuna que amasaron los Pujol en su paso por la política. Y si para la consecución de este objetivo hay que sembrar el caos y echarle un pulso al Estado, se hace, porque más que la independencia de Cataluña lo que realmente interesa es conseguir la total impunidad familiar respecto de la asfixiante corrupción en la que está inmersa la familia del Patriarca, la Madre Superiora y la casi generalidad de sus vástagos.

Esto es lo que explica que, con la que está cayendo, la marioneta de la familia, el presidente Torra, haya declarado, unilateralmente y sin contar con ERC, que volverán incluso a celebrar un nuevo referéndum de autodeterminación.

Estamos viendo estos días en la televisión las pavorosas imágenes de las revueltas callejeras de los pacíficos independentistas catalanes. Y para no ser rehenes de ninguna estrategia tapadora de la corrupción de la familia Pujol lo único que se me ocurre es señalar que, para acabar con el desorden, el mejor remedio son los votos. Si los catalanes pacíficos quieren acabar con los violentos azotacalles dirigidos con su mando a distancia por el Patriarca y la Madre Superiora, solo tienen que cambiar el sentido de su voto y dárselo a los que de verdad, y no solo de boquilla, están contra la violencia.