"Vamos a contar mentiras, tralará...". Así dice la canción que muchos hemos cantado en nuestra niñez. Hoy me pregunto: ¿Ponen en práctica esta canción los políticos o altos cargos? Cierto que es interesante adquirir el sillón de la presidencia para dirigir. Pero ¿a costa de emplear la mentira? ¿Hemos llegado al punto de no poder luchar por llegar a ese sillón sin tener que manchar de chapapote al adversario? ¿No sabemos defendernos con argumentos sin untarnos de fango hasta las orejas?

Cada día que pasa, me sorprende cómo somos capaces de denigrar o atacar al adversario con tal de quedar en una buena posición. ¿Es necesario sacar los trapos sucios? ¿Hacer acoso y derribo?

Ya quedan menos días, y la cuenta atrás empezará pronto. Pero cuidado, con lo que prometen, que esto parece la sección de promociones del supermercado. Creo que ser político, o un alto cargo de cualquier empresa pública o privada, es implicarse, tomar decisiones que beneficien a todos y podríamos seguir.

Señores, no soy político, pero de verdad algunos de los que están ahí fuera intentando representarnos al frente de España deberían tener aplomo en el papel que juegan, y no olvidar que la mentira tarde o temprano sale a la luz. Cierto que uno debe defender con uñas y dientes su posición, pero con la veracidad.

Hoy me quedo con las palabras que decía un viejo conocido: "Tienes agarre para político, lo que hace falta en esta sociedad". Y hoy le diría yo a él: "Espero que tengas el agarre para capear el vendaval y saber defender el cargo con valentía y sin ultrajar. Demostrar que se puede renacer de las cenizas". Confió en que ello suceda.