"El patriotismo es el último refugio de un canalla", dejó escrito el gran escritor Samuel Johnson(1789-1784). La cita se hizo célebre enseguida, como casi todo lo que salía de la pluma de quien está considerado como uno de los mejores estilistas de la lengua inglesa después de Shakespeare, pero no se refería al patriotismo bien entendido, sino al falso que tanto abunda ahora. Una diferencia notable que el propio Johson se apresuró a esclarecer en su libro The Patriot al decir que " un patriota es aquel cuya conducta pública está guiada por un solo motivo: el amor a su país". La distancia moral que va del patriota canallesco al patriota desinteresado es enorme y hace bien Johnson en mostrárnosla para evitar mixtificaciones interesadas. Porque no todos los que dan vivas a la patria y agitan banderas en favor de ella son verdaderos patriotas. Este fin de semana, tuvimos ocasión de ver tres manifestaciones patrióticas distintas. La primera, el sábado en Barcelona, convocada por las entidades independentistas Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmniun Cultural reunió a unas 350.000 personas según la forma de contar de la guardia municipal. La manifestación resultó pacífica pero a su término grupos de personas que participaban en ella se concentraron en Via Laietana y calles adyacentes para enfrentarse violentamente con las fuerzas del orden, levantar barricas y provocar incendios. Las propias autoridades de la Generalitat recibieron críticas de sectores radicales que los acusan de mantener una actitud esquizofrénica impulsando manifestaciones independentistas por una parte, mientras que, por otra, las reprimen ordenando cargar a la policía autonómica. Todo esto sucedía el sábado, pero el domingo, y casi en el mismo escenario tuvo lugar otra manifestación, esta vez convocada por la Sociedad Civil Catalana (SCC) que consiguió reunir en la calle entre 80.000 y 400.000 personas según si la cuenta la hacen los guardias de la señora Colau o los propios organizadores. El lema de la convocatoria fue Por la concordia, por Cataluña: ¡Basta! y los eslóganes más coreados: " Yo soy español", "Barcelona no se quema" y "Torra y Puigdemont, juntitos a prisión". Como se puede apreciar, dos formas muy distintas de entender el patriotismo. Pero, a la misma hora y en la ciudad donde resido, todavía nos quedaba por ver una tercera interpretación de lo que es, y cómo se siente, el patriotismo. En esta ocasión a cargo, entre otros, del exalcalde Francisco Vázquez y del presidente de la Xunta de Galicia Alberto Núñez Feijóo. El exalcalde, exembajador en El Vaticano, y exmilitante del PSOE, con una bandera de España en la mano ("esta es la madre de todas las banderas", dijo) encendió el entusiasmo de los casi 300 asistentes al acto en la plaza de María Pita llamándole "delincuentes" a los presos del procés. Por su parte, Feijóo, que era la estrella invitada, criticó a Pedro Sánchez por no acudir al acto pese a que participaba en un mitin de su partido a poca distancia de allí. La patria y el patriotismo son dos conceptos muy amplios dentro de los que cabe casi todo. El general Gil Yuste (que desconozco si era lector de Johnson) tuvo la ocurrencia de ordenar la colocación del lema Todo por la patria a la entrada de los cuarteles. Todo es todo. Cualquier cosa.