La damnatio memoriae era una práctica de Roma para borrar del recuerdo público a los caídos en el oprobio (o en desgracia). En España el recobro de la memoria histórica incluye una suerte de damnatio memoriae de los personajes del franquismo. Era tal el desequilibrio entre la exaltación de estos y la condena al olvido (o a un recuerdo vejatorio) de perdedores de la Guerra Civil y opositores al franquismo, que, junto a la rehabilitación de estos, cierta damnatio memoriae de los primeros estaba justificada. Ahora bien, se trata de algo excepcional, que ha de aplicarse con cuidado para evitar males mayores que los bienes buscados. En la Guerra Civil, se quiera o no, combatieron dos Españas, cada una de las cuales aportó su dosis de barbarie. Solo digo: con cuidado; es tarde para lanzarse a tumba abierta a borrar por completo, en nombre de la memoria, una parte de la memoria.