El espectáculo que cada día nos ofrece el Parlamento británico a propósito del Brexit es una manifestación de la crisis política y constitucional en la que se encuentra el Reino Unido.

Boris Johnson no ha podido cumplir su promesa de salir de la Unión Europea el pasado 31 de octubre.

El Parlamento ha sido rotundo con su mensaje de que quiere un Brexit con acuerdo y no con una tramitación chapucera. La aparente victoria que había conseguido Johnson se le vuelve ahora amarga.

La pelota ha vuelto a la Unión Europea que ha tenido que consultar a los veintisiete miembros si se concede una prórroga hasta el próximo 31 de enero.

Una prórroga alentada por el presidente del Consejo, Donald Tusk, que quiere facilitar los ya de por sí complicados procesos.