No le falta razón al presidente de los empresarios „salvo en el nombre de la infraestructura„ al decir que mientras ellos se baten el cobre para levantar el país, los políticos están liados en una "rotonda".

Cualquier persona con mínimos conocimientos de tráfico sabe que de las glorietas solo se puede salir por la derecha. Quien lo intente por la izquierda acabará estrellándose contra la isleta central. Por eso, algunas personas sensatas, ya le habían advertido al conductor, que nos tocó en mala suerte, de que pusiese el intermitente a la derecha a ver si el PP le facilitaba la salida. Pero él, que ya obtuvo el permiso de conducir con malas artes, pegó un inesperado volantazo a la izquierda para compartir carril con los temerarios que antes le "quitaban el sueño", y que ya fueron sembrando el pánico y dejando un reguero de víctimas por donde circularon con anterioridad. Pongamos que hablamos de Cuba, Venezuela o de los ayuntamientos del cambio. Y para mayor inri, con el mantra del progresismo, y un cinismo de escándalo, lo vende como una gran victoria. Ni siquiera sabe que aún quedan más carriles a la izquierda por los que circulan lo peor de cada casa, con los que se tendrá que ver las caras.

Así las cosas, el tortazo está garantizado. Pero las víctimas no van a ser los políticos, sino quienes, con las mejores de las intenciones, les pusimos ahí, incluidos aquellos que aplauden la audacia de un... Valiente.