Hasta hace muy poco tiempo, todo lo relacionado con la menopausia convertía a la mujer en un ser colérico, caprichoso, irritable y con las facultades físicas e intelectuales muy disminuidas. Sin embargo, en la actualidad, afortunadamente para nosotras, se piensa de forma totalmente distinta. Su incorporación al trabajo nos ha hecho comprender que estos años fatídicos no son obstáculo para que iguale, en algunos casos, o supere, en otros muchos, en tranquilidad, sosiego, serenidad, capacidad profesional y atractivo físico a los hombres. ¿Y por qué sucede esto? Pues sencillamente señores, porque también existe, lo que podríamos llamar el climaterio masculino. O andropausia.

Según una encuesta nacional, que ha realizado hace meses el Grupo de Estudio de Salud del Hombre, bajo el auspicio de la Sociedad Española de Urología y Andrología, a un grupo de españoles entre 45 y 74 años, son muchos los que padecen los síntomas que caracterizan esta época de la vida masculina: sofocos, dificultad para conciliar el sueño, estado de ánimo depresivo, fatiga, nerviosismo, alteraciones del sueño, taquicardia, cefaleas, cansancio físico, falta de concentración, reducción del número de erecciones matinales, disminución de la libido.

Señores, ¿cómo les ha quedado el cuerpo? Porque, al fin, es necesario que abran los ojos a la realidad y se den cuenta de que, hasta la fecha, vivían atrapados por la oferta consumista de una falsa juventud eterna masculina. He dicho falsa, caballeros. Sé de lo que estoy hablando. Porque, eso de que solo las mujeres envejecen y que su sexualidad se desvanece antes, es algo que ya ha pasado a la historia.

Por eso, es necesario que sepan que, aunque hay grandes variaciones individuales, todos estos síntomas se asocian con una disminución en la producción de testosterona, cuyos niveles descienden bruscamente a partir de los 60 años. Porque, el descenso de esta hormona, es una de las muchas causas de la menor potencia y actividad sexual. Y es que, como ustedes saben por propia experiencia, aunque no lo reconozcan, su actividad sexual a los 50 años es la mitad de cuando tenían 30, solo una quinta parte cuando alcancen los 75 y desaparece casi por completo por encima de los 80. ¿Qué ustedes prefieren utilizar el término crisis de la edad madura que no es tan fuerte, ni bla, bla, bla? Pues piensen lo que quieran, pero curen la ceguera del corazón y asuman, de una vez por todas, que ustedes también envejecen.