Ay, cuántas emociones desde el abrazo de Pablo Iglesias a Pedro Sánchez! No se habían dado la última palmada en la espalda en aquella hora aperitiva y la Sociedad de las Emociones Intensas Garantizadas se volvió hacia el Ibex 35 y algo oyó, pero tan quedo y lejano que no supo si era suspiro o cuesco.

En menos de una semana, las exhumaciones han sido muchísimo más eficaces y rápidas que la única lograda por Pedro Sánchez con el cadáver caudillo del Valle de los Caídos. Regresó Felipe González del futuro del Planeta de los Simios para pedir que se afronte la crisis constitucional antes de que sea crisis de Estado y, a los sones de la marcha triunfal de Aida, José María Aznar salió de la pirámide de Faes para anunciar una crisis constitucional de consecuencias devastadoras. Por las radios andan ibarras y bonos y la tertuliería invoca un PSOE auténtico o un PSOE histórico del que nada sabe la dirección general de Política Interior del Ministerio de Valga la Redundancia.

Para que nadie quede sin aspas ni vientos por falta de una inquietud que llevarse a los pies y una taquicardia que anime su corazón, la Iglesia Católica monta el circo de la enseñanza concertada porque la ministra Isabel Celaá dijo que el derecho a elegir colegio no está en la Constitución y también que no va a cambiar la política respecto a este tipo de escuela y que no tienen nada que temer. El temor, como la elección de colegio, es libre, y un montón de católicos sentados en la grada del circo ante la arena vacía claman que están a punto de ser devorados por los leones, como era tradición. El miedo es libre y vale creer que si mandas a tu hijo a una escuela pública el Estado le adoctrinará para hacerle lesbiana.

¡Viva el miedo, que es tan emocionante!