No sé si irá adelante el camino de diálogo entre el PSOE y ERC que hoy se inicia. No sé si las partes estarán a la altura de lo que representan: nada menos que (con los matices que se quieran) a los bloques constitucional y secesionista, respectivamente. No sé si ERC entenderá que, además de dar su apoyo directo o indirecto a una investidura, hará falta que se mueva algo del sitio y vaya cambiando de veras su estrategia, devolviendo la independencia al plano de los horizontes lejanos. No sé si el PSOE sabrá que, para que este paso tenga sentido, deberá ir disponiendo de fórmulas reales para superar el conflicto, aunque sea a muy largo plazo, y no solo palabras o mesas de palabras. No sé si ambos interlocutores tendrán claro, en fin, que ningún grave enfrentamiento se ha superado nunca desde la misma lógica que han ido construyendo durante el conflicto las fuerzas enfrentadas.