América del Sur vive, en su mayoría, un estallido de ira social. Ahora se ha sumado Colombia, la que fue una de las naciones más apacibles de la región, donde la moderación y la ecuanimidad tuvieron rango institucional. Colombia, orgullosa de su arte-poético-literario, ha registrado hace pocos días el primer toque de queda en 40 años. Continúan los desórdenes callejeros, los ciudadanos armados se agazapan en sus casas, tres patrulleros han muerto en el asalto de los insurrectos a una comisaría de Policía en el Valle del Cauca. Es una situación convulsa en la que el populismo acusa, eufemísticamente, al presidente de "no repartir burocracia entre todos". Chile, Venezuela, Bolivia, Ecuador y la incertidumbre de Argentina, donde se duda que el kirchnerismo, la cara más adusta de peronismo, sea el garante de la justicia social. El próximo día 10 tomará posesión el nuevo presidente Alberto Fernández, bajo la pollera de Doña Cristina Fernández de Kirchner, nueva vicepresidenta y la mano de hierro del gobierno. Como en su etapa anterior, la Sra. Kirchner y su hijo Máximo son los personajes más influyentes y, seguramente, los que tirarán de la soga de la Justicia para sustanciar los problemas pendientes que afectan al clan familiar. Como en su anterior etapa se archivará la marchita y los descamisados serán reemplazados por los piqueteros. La futura vicepresidenta argentina será quien marque la cancha e impondrá la predica peronista, carente de autoestima, a la vez que el movimiento sindical „Perón lo consideraba más importante que los partidos políticos„ tratará de exorcizar las "fuerzas del mal", sin considerar que en su biografía parece atestiguar que formó parte de las mismas. Bioy Casares, el gran maestro argentino, reconocía sabiamente: "No cometemos muchos errores, cometemos los mismos".

Los argentinos están inquietos y expectantes con la vuelta del peronismo y con el poder de los gremios. España seguirá la situación del país hermano, en la confianza de que recupere su grandeza institucional. Recordemos que es un pueblo, donde tropezamos con nuestra propia historia.