El Gobierno local ordenó desde octubre a más de una decena de salas de apuestas de la ciudad que cesasen su actividad por carecer de permiso municipal. La orden de cierre response a la intención del Ejecutivo coruñés de poner coto a la realización de apuestas u otras actividades vinculadas al juego de forma irregular.

Casi dos meses después, sin embargo, la mayoría de esos locales han vuelto a abrir tras haber presentado la correspondiente autorización autonómica que antes no habían acreditado y que sí les permite desarrollar el negocio. Solo dos de la treintena que hay en la ciudad permanecen temporalmente cerradas.

Una inspección municipal a estos establecimientos dio como resultado el descubrimiento de que algunas salas ejercían su actividad tras haber abierto solamente con una comunicación previa municipal, pero no con la licencia del Ayuntamiento y sin haber presentado la autorización de la Xunta.

Cuando estos locales de apuestas cerraron en octubre por imperativo del Gobierno local no tardaron en actualizar su situación, tramitar los permisos obligatorios y acreditar la licencia autonómica, con la que ya contaban, pero no habían utilizado al empezar la actividad.

La alcaldesa, Inés Rey, había manifestado públicamente antes su rechazo a las actividades relacionadas con el juego y las apuestas, sobre todo en instalaciones municipales. La Corporación aprobó por unanimidad una moción del BNG para la prevención y la lucha contra la ludopatía y otras adicciones con medidas como la prohibición de la publicidad de los juegos de azar, tanto de casas de apuestas como de apuestas a través de internet y otras formas de juego en las instalaciones municipales y demás soportes dependientes del Concello.

La Xunta aplica desde mayo pasado un decreto temporal y transitorio, con una duración máxima de nueve meses, que limita el número de salas de juego y apuestas en Galicia y no autoriza el inicio de la actividad de un negocio más del sector. El tope está en 118 salones de juego y 41 establecimientos de apuestas; si uno se extingue, el número máximo de este tipo de negocios decrecerá en la misma proporción.

En A Coruña ha crecido en los últimos tiempos la preocupación ciudadana por las consecuencias de la ludopatía, especialmente entre los jóvenes. Una prueba de ello, es que en la última reunión anual celebrada este pasado mes de noviembre entre la representación de entidades ciudadanas y la Policía Nacional para analizar los principales temas de seguridad, los efectos de las salas de apuestas y los locales de juego figuraron por primera vez entre las principales cuestiones que más inquietan a los coruñeses, junto con el consumo de drogas y la prostitución.

El mensaje de alerta de asociaciones vecinales y padres y madres de alumnos transmitido al 091 estaba dirigido también al Gobierno local, al director de Seguridad Ciudadana y a los mandos de la Policía Local.

Colectivos estudiantiles y juveniles se han movilizado reiteradamente este año para hacer visible su rechazo a la proximidad de estas salas a entornos con alta presencia de menores, algo que también han denunciado varias ANPA de la ciudad. Además, el pleno municipal aprobó por unanimidad una moción del BNG para prevenir y luchar contra la ludopatía.

En este clima de oposición ciudadana se gestó la decisión del Concello de decretar el cierre a aquellos locales que no tenían la licencia adecuada para ejercer su actividad, que han vuelto a abrir tras lograr acreditar la documentación autonómica. Esquerda Unida ha anunciado que trasladará a la vicepresidenta del Parlamento, Eva Solla, la necesidad de preguntar a la Xunta por qué avala el funcionamiento de las casas de apuestas cerradas por el Gobierno local en A Coruña pese a carecer antes de la correspondiente licencia municipal.

Galicia tiene pendiente una ley del juego en la comunidad y la Xunta, que es consciente de la preocupación social por el aumento de los casos de ludopatía, ha decretado, a la espera de una regulación definitiva, una disposición que limita la apertura de nuevas casas de juego. Pero esto no basta ante la alerta ciudadana. Urge una regulación que no se limite a una cuestión numérica, sino que tenga en cuenta las preocupaciones de vecinos, padres y madres y contemple también medidas eficaces para frenar la creciente lacra de la ludopatía.