Me impresionó el relato de aquel, entonces joven, camarógrafo de la TVG que se fue a Islandia a grabar y documentar el nacimiento de una isla. Creo que no había comenzado aún este siglo.

Islandia, por estar en el extremo norte de Europa, vive el gélido rigor del frío. Situada sobre la dorsal mesoatlántica, su submundo telúrico es fuego y materia incandescente. Ese magma ígneo, que hierve en nuestras entrañas, a veces explosiona en una erupción que destroza la piel del globo y siembra destrucción, dolor y muerte. Pero en ocasiones, como aquella vez en Islandia, el fuego de sus entrañas logra romper la cáscara gélida de la corteza de la tierra, para que allí emerja, en medio del océano frío y hostil, una isla, tímida y frágil de apariencia, pero recia y cargada de futuro en realidad. Y esa huella tenue se fecunda porque la lame el mar, la curte el frío y la besa el sol. En el tiempo de un suspiro cósmico, será un hermoso paraje y matria ética del placer, de la inteligencia y de la belleza.

Como en el juego del cadáver exquisito, lo que rescató el recuerdo del nacimiento de aquella isla fue la eclosión, en este turbulento diciembre, de una poeta nueva y joven, que ya presentí hace meses en un murmullo de palabras suyas. Se trata de Olga Milonga, que presentó su primer poemario: El Suicidio de los Pronósticos (Ed. La poesía mancha). Lo hizo rodeada de amigas, poetas, juglares y cantores en el Modus Vivendi compostelano. Lugar de encuentro para buscadores de belleza. Los poemas de Olga rompen la corteza del alma desde la experiencia brusca y hondamente dolorosa, que como magma incandescente, tantas veces hierve en nuestras entrañas. Es muy bello y emocionante ver y sentir cómo, con la pirotecnia de la palabra, la joven poeta ilumina en la noche, con abanicos y racimos de colores, una isla nueva que emerge y que, en un suspiro cósmico, será un hermoso paraje. Matria de la dicha.

Olga es hija de una Tuba y un Violonchelo, está "necesitada de abrazos y es idealista, inocente, nostálgica, reservada, temeraria, frágil, enfadada y crítica". Todo ello, quizás. Olga, para rubricar su poética eclosión, decidió uncirse a un nuevo apellido polisémico. Hemos de estar muy atentos a los ritmos de esta nueva e inquietante Milonga.