Madrid ha sido desde el 2 al 15 de diciembre la capital mundial de la lucha global contra la crisis climática. La COP25, se trasladaba a última hora desde Chile, debía ser crucial para concretar nuevos compromisos que permitan pasar de las palabras a los hechos. Los objetivos de emisiones de CO2 y aumento de las temperaturas fijados en 2015 en París parecían ahora fuera de alcance. La opinión pública conoce la conexión entre el calentamiento global y fenómenos climáticos extremos que provocan destrucción y obligan a cada vez más personas a migrar. Pero el conocimiento racional no basta, es necesario que se traduzca en una transformación personal. Los resultados de la cumbre no parece que hayan sido satisfactorios, pero repito, lo importante es que se produzca una transformación personal.