Percibo tensiones territoriales en mi cuerpo, fruto seguramente de las celebraciones navideñas. El estómago pretende independizarse. No está de acuerdo con el trato recibido en la cena de Nochebuena ni en la comida de Navidad. Se manifiesta provocando ardores que intento calmar con las fuerzas del orden de los antiácidos. Mi sistema digestivo quiere una cuota, un cupo, una asignación diferente de la que recibe: menos alcohol, menos pescado frito, más legumbres, más fruta, más agua mineral. Nos hallamos en plena negociación. Mis intestinos llevan años solicitándome que me haga vegetariano. Su capacidad de presión es tal que lo he intentado en tres o cuatro ocasiones. Una vez que se calma, lo traiciono y regreso al gin tonic, a las carnes rojas, a las salsas picantes. No hay paz posible entre mis vísceras y mi yo porque nos gustan cosas diferentes, hablamos lenguas diferentes, tenemos diferentes concepciones de la vida.

Acabaremos matándonos. O muriendo, que viene a ser lo mismo. Pero yo moriré antes que él porque en los cadáveres, tras el agotamiento cerebral, continúa la digestión. El microbioma nos sobrevive durante algunas horas. Mientras los deudos lloran o ríen al otro lado del cristal, las bacterias del tracto digestivo siguen alimentándose del propio tracto o de los restos que han quedado en él. Perdón por la escatología, pero es que cada día que pasa me parece más espectacular esta tensión entre las diferentes partes de mí mismo. También mis pulmones se hallan en guerra, por ejemplo, con mis apetitos de fumador. Ellos no quieren que fume, pero yo lo deseo con toda mi alma. Es dar una calada a un Camel y sentir una paz indescriptible. Es fumarme un paquete y coger una bronquitis asmática.

Los temporales que han azotado últimamente nuestra geografía han provocado varios muertos, además de anegar pueblos y viviendas, pero gracias a ellos ha bajado el recibo de la luz. Significa que son buenos y malos a la vez. Si pudiéramos alcanzar con ellos un acuerdo... Si yo fuera capaz de sentarme a hablar con los diferentes negociados de mi cuerpo... Si no fuéramos tan contradictorios... Si fuéramos buenos... Ah, si fuéramos buenos...