La teoría de la evolución por selección natural de Darwin establece, como se sabe, que cada pareja de especies próximas entre todas las que existen hoy procede de un ancestro común que es el organismo del que derivaron. Al remontarse hacia atrás en busca de los antepasados cada vez más remotos y, por añadidura, precursores de más cantidad de seres vivos actuales, se llegaría por fin a uno solo que sería el pariente del que proceden todos los seres vivos. A uno o a varios, porque los organismos se dividen en tres grandes dominios: bacterias „los microbios más comunes„, eucariotas -que abarcan a todos los organismos de células complejas, con núcleo y orgánulos, es decir, animales, hongos y plantas- y arqueas, gérmenes parecidos a las bacterias, pero muy diferentes a ellas, que no fueron identificados hasta la década de los años 70 del siglo pasado.

La revista Science ha incluido entre los grandes logros científicos de 2019 el descubrimiento de un microorganismo que puede tenerse por el ancestro común de todos los eucariotas, el Prometheoarchaeum syntrophicum. Fue dado a conocer por un equipo de científicos japoneses después de una década de investigaciones y sus resultados se publicaron en la propia revista Science en el mes de agosto pasado, en un artículo cuyo primer firmante era Hiroyuki Imachi, del Institute for Extra-cutting-edge Science and Technology Avant-garde Research perteneciente a la Agency for Marine-Earth Science and Technology de Yokosuka (Japón).

La circunstancia más llamativa de ese probable antepasado común de las plantas, los hongos y los animales vivientes hoy es que se trata de una arquea. Con lo que, hablando de taxonomía, es decir, de clasificación, se podría sostener que los tres grandes dominios de la vida se podrían reducir en realidad a dos: bacterias y arqueas, dado que los eucariotas seríamos en realidad unos descendientes de estas últimas. O incluso puede que, de ambos grupos, porque las arqueas son procariotas -no tienen núcleo ni orgánulos- y, siguiendo la hipótesis de Lynn Margulis, las células complejas podrían haber sido el resultado de la simbiosis de dos organismos simples. ¿Una arquea y una bacteria, tal vez?

Nos resulta difícil entender unos procesos tan sorprendentes y, sobre todo, tan antiguos, porque como recuerda Science, estamos hablando de seres que vivieron hace cosa de 3.000 millones de años. Pero los prejuicios se encuentran por encima de los datos temporales. Solo el 45% de los ciudadanos de los Estados Unidos cree que la teoría darwiniana sea cierta, mientras que el 72% de ellos cree en los ángeles, el 76% en los milagros y el 90% en las medicinas alternativas. Debe ser más reconfortante para la autoestima el tener al arcángel San Gabriel como pariente cercano que un microorganismo al estilo del Prometheoarchaeum syntrophicum.